Jodida, pero no sorprendida

Un poco de ternura, que falta nos hace.

Tengo varios grupos de señoras. Cuando hablo de grupos, no me refiero a grupos de personas como podemos entenderlos colocialmente, círculos sociales con los que interactúo con distinta frecuencia. No, me refiero a grupos en aplicaciones de mensajería. En los últimos años se han ido construyendo y desarrollando por distintos motivos y se han mantenido ahí, con finalidades más o menos difusas que han ido cambiando con el tiempo.

Uno de ellos surgió porque una señora dijo en una red social que le gustaría tener un grupo de mujeres con el que compartir cosas, con el que hablar. Una especie de red de apoyo virtual en la que expresar inquietudes, comentar dificultades o victorias... En fin, lo que es un grupo de amigas pero, dada la dificultad de construir eso en modo presencial, pues hacerlo en versión virtual: reunir a varias mujeres y dejar que la interacción obre su magia.

Somos cinco, cada una con su idiosincrasia, desde la romántica empedernida, a la que apaliza nazis, pasando por la señora prudente que siempre sabe qué decir en cada situación. En común tenemos que todas estamos siempre muy cansadas, por lo que sea.

Hoy, una de ellas, la que es una baliza de luz y color en nuestro grupo, pidió ayuda. En los últimos tiempos ha tenido un drama sobrevenido que ha cambiado su vida de forma drástica, y buena parte de su energía está dedicándose a lidiar con esos cambios, a procesarlos, a hacer lo necesario para adaptarse a ellos (cuidando mientras, claro). Y si siempre estamos todas cansadas, os podéis imaginar cómo está ella. Así que hoy ha venido a pedir ayuda. Tenía una reunión, se sentía aturullada, temía que se le olvidara algo importante: ¿alguien podía acompañarla por teléfono o videollamada? Simplemente para estar ahí y sentir la compañía y el apoyo.

Yo trabajaba a la hora de la reunión, pero acto seguido, después de mí, ha llegado la señora que apaliza nazis a decir que contase con ella. Sin problema. "¿Tengo que cambiarme?", ha preguntado, que para mí es un gesto máximo de afecto.

Nunca hemos coincidido, nunca hemos compartido espacio. Tiempo sí, porque en alguna ocasión hemos hecho una videollamada para gestionar dramas de unas y otras, pero nada más. Aun así, nos damos los buenos días, nos mandamos chistes, información interesante, postales de Navidad, nos consolamos cuando lo necesitamos y estamos dando apoyo (tan concreto como este) en momentos vitales complicados.

Qué suerte que en este mundo en el que todo se privatiza, en el que todo es tan hostil, todavía pueda transmitirse la sororidad, en su sentido más amplio y más profundo, a través de Interné.

(Post escrito a salto de mata en un momentito, perdonen las erratas y la precipitación, pero es que me parece que la ternura es un bien de primera necesidad y andamos un poquito faltos).

Thoughts? Leave a comment

Comments
  1. Anonymous — Feb 12, 2025:

    Me encanta muchísimo

  2. Alicia — Feb 12, 2025:

    Qué preciosidad. Cuidaos mucho, lo que tenéis se da muy poco.

  3. jodidaperonosorprendidaFeb 12, 2025:

    Gracias :)