El día que me separé cambié las sábanas. No tocaba hacerlo, era miércoles, creo, y yo siempre cambio las sábanas en fin de semana, pero no importó: cuando él se fue lo primero que hice fue cambiar las sábanas. Puse unas con una bajera malva y las almohadas y la sábana superior estampada con un horror vacui de flores que tenía muchas ganas de estrenar. Eran de algodón bueno, de las que se arrugan una barbaridad, pero que son bien suaves. Hice la cama con primor y la perfumé con agua de rosas. Esa noche cuando, a las tantas, me metí en la cama, aspiré el aroma a rosas, me tumbé en el centro de mi cama de 1.50 y me dormí sin llorar.
Desde 2016 he estado preparándome para habitar la soledad, aprendiendo a transitar el cable tendido entre ser capaz de valerme por mí misma y aceptar la conexión con los demás (con éxito apenas moderado). Ese año fue cuando tuvo lugar mi caída del caballo, cuando, a lo Scarlett O'Hara, me puse a mí misma por testigo de que no iba a volver a perderme. Y eso implicaba gobernarme como una autarquía para gantizar mi libertad, empezando, como buena materialista, por las condiciones materiales de existencia. Y, aunque pueda parecer un chiste, eso fue, para mí, lo fácil: conseguido el trabajo fijo y decentemente pagado, del ahorro se encargaron años y años de austeridad impuesta por la pobreza. Pude pagar mi alquiler, mis gastos, mis pocos caprichos. Al cabo de unos años pude dar la entrada para un piso que pagué con bastantes agonías durante dos años mientras seguía pagando alquiler. Cuando me lo entregaron, pude amueblarlo y empezar a habitarlo. La princesa se había procurado un castillo y unos ingresos más o menos estables. La princesa podía ser libre. Por eso, cuando por fin se dio cuenta de que había tenido el corazón roto y que ya estaba casi recompuesto, pudo dormir envuelta en sus sábanas de flores en el medio de su cama.
Como digo, eso fue lo fácil. Lo difícil lo vine haciendo antes de esa ruptura. Porque prepararse para habitar la soledad no consiste solo en ser independiente económicamente, sino en ser independiente emocionalmente porque resulta que, como dice Valeria Castro, «resulta que la compañía es deseo del ser humano» y lo de asumir que una tiene que prepararse para estar en el mundo consigo misma (en muchos momentos), cuesta. Especialmente en una sociedad en la que todo orbita alrededor de la familia nuclear y la pareja. Pero a la fuerza ahorcan: en un determinado momento decidí que lo que merece la pena vivir también merece la pena vivirlo sola. Empecé a ir a exposiciones sola, a conciertos, a pasear... y basculé mi emocionalidad en otros lados (benditas amigas, benditas sean). Por eso, y porque ya le había echado mucho de menos, la princesa pudo dormir sin llorar en el centro de su cama disfrutando del olor a rosas.
Cuando una llega a ese punto el problema es que a una tiene que compensarle dejar a otros entrar en su vida porque ya no es una cuestión de necesidad sino de querencia: para que entres o permanezcas en mi vida tengo que querer lo que me ofreces, tu presencia en mi vida tiene que merecer la alegría (me gusta haber cambiado esa expresión), porque sé que puedo estar razonablemente bien sola. Incluso muy bien.
Así que resulta que, al final, el castillo de la princesa (con su parte material y su parte emocional) acaba siendo una fortaleza inexpugnable (o casi inexpugnable) y ella una señora difícil 1 de satisfacer. A la princesa le han dicho que estas cosas se pueden tratar en terapia, pero ella no ve cuál es el problema. A lo mejor el problema lo tiene el mundo, porque la princesa ha descubierto que no se necesita más que a sí misma para sentirse una reina y que, por lo tanto, ya no es fácil engañarla con cuentos.
*la princesa le da un sorbito a su refresco de cola con sabor a cereza y hace clic en publicar post
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el término difícil es relativo, entre otras cosas, al esfuerzo que una persona está dispuesta a poner en la tarea, también, no es absolutamente objetivo. ↩
Qué belleza y ternura puedo percibir en estas letras , me siento tan identificada... Gracias por compartir con el mundo un pedacito de tu ser interno , gracias por darnos algo que nos ayuda y nos enriquece , gracias por dejarte fluir y expresar lo que la gente necesita escuchar y tú expresar... 🌌🫂🌎🙏🏼😊✝️
De nada ❤️