Estoy deseando muyfuertemuyfuertemuyfuerte. A ratos hasta me concentro cerrando los ojos hasta que mis cuencas se convierten en dos arrugas con multitud de pliegues y mis párpados casi desaparecen. Así de fuerte estoy deseando lo que deseo y que no puedo decir porque entonces no se cumplirá.
Bueno, eso es la esperanza hablando, la muy cruel. En el fondo sé que no se cumplirá porque hoy tampoco va a leerme nadie la mente y cumplir mis deseos. Que mira que son sencillos, mira que son asequibles, mira que me vale una cosita chica, una chispa de atención, una miaja de cariño. Pues nada. De qué vale ser una mujer con deseos pequeñitos si ni una ni el resto del mundo tienen el poder de la telepatía, a ver.
Y sí, no te molestes: ya sé que esto es infantil, estúpido, injusto y casi egoísta (o sin el casi, pero mira, ahora mismo ser egoísta es lo que menos me preocupa). Y sé que es imposible que alguien pueda leerme la mente (aunque a veces, muy de cuando en cuando, me ha parecido que lo conseguían). Pero, joder, a una le gustaría poder volver a creer en la magia, incluso en los milagros, aunque fuese un rato.
8-(
Te deseo una telepatía plena