Le he echado de menos. Esta semana ha sido dura, no solo por eso, pero sí en parte: me he acostumbrado a compartir, al menos, el final de mi día con él, a contarle cómo ha ido, lo bueno, lo malo, lo nuevo y lo que se repite, y no poder hacerlo me ha pesado como una losa. Lo mismo que no poder abrazarle por la noche, que no poder sentir su calor a mi lado.
El viernes por la noche se planteaba, desde la semana, como una especie de oasis: volveremos a estar juntos, volveremos a nuestra rutina. Y ahora, que ya ha llegado, mientras espero a que salga de la ducha, pienso en cómo se ha convertido en una de mis personas, alguien que no quiero que salga de mi vida, alguien a quien yo, que odio hablar por teléfono, quiero llamar cuando me pasa algo bueno para contárselo y contagiarle mi alegría.
Qué suerte tengo de haberle encontrado.
qué suerte tenéis de haberos encontrado 💜