Jodida, pero no sorprendida

Amabilidad militante.

El otro día, mientras explicaba algo en clase, no recuerdo qué, un grupo de alumnos puso de ejemplo a un compañero que no estaba presente. Decían, básicamente, que el compañero quería dar la nota todo el rato, llamar la atención, darse importancia. Todo ello, claro, respondiendo preguntas, saiendo a la pizarra, haciendo intervenciones que demuestran que es muy listo y muy leído (porque el crío lo es, qué le vamos a hacer).

Como creo que se desprende de lo último dicho, yo conozco al muchacho, es más, tengo verdadera debilidad por él. He sido su profesora varios cursos y le he visto mudar de un adolescente perdido que intentaba conseguir atención de la peor manera posible a un joven inteligente, educado y cariñoso que consigue llamar la atención de una manera positiva y sana. Y sí, mis alumnos tienen razón: este chico quiere llamar la atención. El problema es que para ellos hay algún tipo de interés oscuro, alguna vanidad, alguna maldad en su forma de proceder. Claro, ellos no saben, no entienden. La mayor parte de la gente no sabe o no entiende, porque cree que el resto del mundo vive, siente y se comporta como ellos lo harían. Y, vaya usted a saber por qué, eso suele traducirse en que, cuando algún comportamiento les resulta irritante, deducen que hay una intención oscura de incomodar o molestar, que hay algún grado de maldad en esa acción.

Desde hace tiempo llevo a cabo (o lo intento) lo que llamo amabilidad militante. Consiste en ser buena gente por defecto, hasta que se demuestre que las personas merecen lo contrario. Me ha sido bastante útil, si no a nivel de beneficio social, si a nivel de paz mental. Y, al menos en mi trabajo, me ha venido muy bien.

Uno de los principios que pongo en práctica en mi ejercicio de la amabilidad militante es el siguiente: Las acciones de las personas están generalmente motivada por sus necesidades y no por tocarme los ovarios a mí. Otro, relacionado con este, es: En general, la gente no hace daño de manera gratuita, sino porque no sabe cómo hacerlo mejor para cubrir una necesidad.

Ayuda a no tomarse las cosas de forma personal por defecto y a hacer un ejercicio de comprensión y compasión cuando tratas con el resto de personas. Como digo, donde más fácil me ha resultado llevarlo a cabo y donde más beneficios me ha reportado ha sido en mi trabajo.

Un ejemplo es el chico del que hablaban mis alumnos. Cuando llegó al instituto, como he dicho, llamaba la atención de la peor manera posible (que es la más fácil): interrumpía las clases, molestaba de todas las maneras posible, exponía tesis controvertidas y provocadoras ... Algunos compañeros hablaban de él como un alumno que tenía como objetivo reventar sus clases. Yo supuse, como suelo hacer, que la motivación del comportamiento del alumno no era joderme a mí, sino satisfacer alguna necesidad. Sí, me dañaba a mí (y a algunos compañeros suyos): interrumpía las clases, las retrasaba, me llegó a faltar al respeto... Pero no creo que ese fuera el fin de su acción. ¿Qué necesitaba? Atención. Así que me esforcé mucho en darle esa atención sin necesidad de que la liase parda. Empecé a recompensar sus buenas prácticas con atención. Y su comportamiento fue cambiando.

Este alumno sigue necesitando atención, y no me extraña: sus circunstancias vitales y su historia son tremendas. Así que cuando el año pasado tenía que retrasar la clase para debatir con él sobre una noción física sobre la que yo no tengo ni idea (es decir, para que me la explicara), intentaba ser flexible, que esa necesidad se cubriera (sin afectar demasiado al desarrollo de las clases, porque no estaba él solo). Creo que es una forma de cuidado.

Mis alumnos actuales no lo entienden, como le pasa a mucha gente. Intenté hacérselo ver, al fin y al cabo educarles es mi trabajo. No sé qué grado de éxito alcanzaría...

Con frecuencia me he visto malinterpretada al actuar: mis intentos de satisfacer mis necesidades se han leído como intentos de hacer mal. Por ejemplo, si decidía no salir y quedarme en casa, la gente lo interpretaba como un desprecio. No entendían que yo necesitaba descansar, estar sola, lo que fuese. Me gustaría que eso pasase cada vez menos.

Por eso también me he animado a contarlo aquí. Por si, al menos en alguna situación, ayuda. Y recuerda: "Kindness is punk" (La amabilidad es punk).

PD: Este post ha sido escrito a toda prisa en 15 minutos libres que me han quedado en el recreo. Ten comprensión con los posibles fallos y erratas, porfis. :P

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Comments
  1. Karu — Jan 24, 2025:

    Excelente reflexión! Me ha encantado! Gracias por compartirla.

  2. jodidaperonosorprendidaJan 24, 2025:

    Muchas gracias ❤️