Antes de leer, para pensar un poco...
¿Qué es lo que más miedo te da/daría de criar a un hijo?
¿Qué cosas podríamos hacer mejor respecto de la infancia?
¿Qué crees que le diría la niña que fuiste a la persona que eres hoy? ¿Y tú a ella?1
Y ahora, leamos el poema:
Un niño, un sueño de Ida Vitale
Un niño es un campo minado
de hermosos imprevistos.
Si pudiera evitarse, ay
el desvío
hacia el hombre derrumbe y lo sabido
apartar el guijarro
que va a obturar la fuente
de la gracia posible, su derecho
-
Femenino genérico. ↩
Tu adviento de hoy va sobre la infancia y los miedos que se pueden tener y las acciones que se pueden emprender para hacer el recorrido por esta etapa. Hay algo que tengo muy claro. He de buscar todos los medios para que sienta apego seguro a la familia que crece. Debemos proporcionar nuestra presencia, disposición para atenderlo en sus necesidades, crear un ambiente positivo emocionalmente, buscar un contacto físico cálido, detentar una comunicación personal empática… También se han de señalar unos límites que sirvan de referencia para saber como moverse en la escena familiar y social. Se ha de pasar de una heterominia hasta llegar a ese momento en que se se negocian los límites para avanzar en autonomía. Han de poseer el sentido de circular en un espacio con sus normas y en un entorno familiar que les ayude a encontrar resguardo. Seguramente, el niño no reprocharía casi nada a la persona que soy hoy y yo tampoco tendría que preguntarle nada porque he procurado actuar con unos parámetros universales de bien. La infancia es esa etapa de imprevistos con sus riesgos y potencialidades a la que dar recursos para ayudar en el proceso de crecer en su más amplio sentido.
Es el niño la tierra virgen, minada de hermosos, altos imprevistos. ¡Si se lograra eludir, ay, el fatal desvío! El camino que lleva al hombre, cifra del derrumbe, cifra de lo sabido. O si al menos la mano apartara la semilla de roca, el guijarro atroz, que ha de obturar la fuente de toda gracia pura, su posible derecho.